lunes, agosto 14, 2006

Mogombo Tumbeke

África es una puta mierda, y todos lo saben. Todo es depresivo, todo es negro. Pandemias, asesinatos, mujeres sin clítoris... Seamos sinceros: cualquier historia ambientada en África no podría tener un final feliz. Sin embargo, existió un pequeño poblado africano en el que, al fin, se encontró la paz y la felicidad.
Bueno en realidad también era una mierda, sólo quería joder a los críos de 10 años que estén leyendo esto para traumatizarlos un poco y que así de mayores no se conviertan en desechos sociales, sino en hombres de pelo en pecho, que sepan manejar a sus mujeres con guante de hierro y que peguen a sus hijos por ser unos pringaos sentimentalistas.
El caso es que en ese poblado todo era... cómo decirlo... mierdoso. Y la gente no es que ayudara demasiado, siempre estaban quejándose: que si no puedo puedo caminar bien porque he perdido la mitad inferior de mi cuerpo por culpa de una tarta que hizo "boom", que si estoy flaco, que si la abuela muerta huele mal, que si me miro al espejo siempre veo una mancha negra...
A pesar de ello, el poblado intentaba, como podía, llevar una vida lo más normal posible. A decir verdad lo único que les aliviaba era su fe. Adoraban fervorosamente a su dios de la fertilidad: le cantaban, le ofrecían la mitad de sus cosechas, incluso le entregaban parte de sus prácticamente inexistentes pertenencias. Y luego se quejaban de que eran pobres los muy cabrones. Pero seguían y seguían alabándolo, con tal de que les escuchase.
Llegó un día en que el dios se cansó. "Me tocan ya los ubuntus estos sudacas, todo el día besándome las nalgas con sus bocas infectas. A ver si con una buena maldición los mando al quinto infierno a que se encuentren con sus madres."
Y así lo hizo. Sembró en el vientre de una adolescente la simiente de "la vida". A los 9 meses, Mogli-a parió un niño realmente curioso. Obviamente la madre murió poco después del parto. Como es tradición, se pinchó "accidentalmente" con una jeringuilla repleta de heroína. Tuvo que quitar la sangre sidosa coagulada antes de metérsela por el recto (tenían experiencia en sangrar ojetes, acabó por convertirse en un legado genético el que fuera el triple de ancho). Poco importó, porque la cría ya había contraído el sida mucho antes de chutarse (recién nacida un oso hormiguero con el VHI la violó).
Todo el poblado se quedó sorprendido al verlo. Se trataba del primer negro albino: su piel era totalmente blanca.
La polla también lo era.
Al poco rato la sorpresa se convirtió en una profunda sensación de náuseas. Un blanco! Tenían a un puto blanco en el poblado!
Mogombo fue creciendo en un ambiente totalmente hostil. Los ancianos analfabetos lo señalaban con sus muñones mientras que las prostitutas de sus mujeres le salpicaban con sangre menstrual rica en enfermedades venéreas.
Mogombo entristeció y decidió ir en busca de su padre desaparecido, sentía que él sólo podría comprenderle, siendo también de tez clara. El muy deficiente no comprendía que padecía una enfermedad genética que había suprimido los pigmentos color caca de su piel. Fue preguntando de casa en casa, pero al ser el hazmerreír del pueblo, nadie le ayudaba. Preparó tartas de arena para todos, pero no pareció afianzar su confianza con el resto del pueblo. Hasta que llegó la noche sin luna. Abrigado por la oscuridad más absoluta, nadie podría discernir la naturaleza blanca de su piel, y lo confundirían con otro negro cualquiera!








¿Realmente creéis que el imbécil del crío era tan inteligente? Por favor, si se divertía pintando los truños secos de las palomas...
Esa noche, todo el mundo se dirigió a la fosa común. Necesitaban vaciar sus defectuosos intestinos de la tierra que habían ingerido (sí, señores. Al final los cenutrios se comieron las tartas). Pero al estar tan oscuro, tras cagar el suculento manjar (y alguna que otra víscera), tropezaron con algún tiburón de la savana y cayeron a la fosa, muriendo al instante por los hedores fecales y fundiéndose con los cadáveres de sus antepasados.
En cuanto a Mogombo, nadie sabe lo que hizo, pero la mayoría creemos que murió de amor.